La vida en las abismales “casas suicidas” de El Alto

Autor: Tupac Mamani

En la ciudad de El Alto, una hilera de coloridos techos de metal corrugado –azules, naranjas, rojos y verdes- por un momento distrae de la terrible visión hacia abajo: a unos centímetros de las casas –conocidas localmente como “suicidas” por el riesgo que toman sus residentes- la delgada fila de frágiles estructuras cuelga en el borde de un acantilado formado de tierra con una caída escarpada de cientos de metros hasta el suelo rocoso de abajo. Expertos e ingenieros dicen que el acantilado se está erosionando, tornando las casas más peligrosas aún, dado su nombre.  

Las precarias viviendas sirven como lugares de trabajo a shamanes aymaras, conocidos como yatiris, donde realizan ofrendas a la Pachamama. Pero lluvias pesadas y el calentamiento global han estado minando crecientmente las bases de las construcciones.  

“El precipicio en este valle es de noventa grados” dijo Gabriel Pari, secretario municipal de agua, sanidad y gestión ambiental y riesgo en el GAMEA (Gobierno Autónomo Municipal de El Alto). “Precisamente por eso queremos que dejen este lugar, si no desean irse vamos a tener que usar la fuerza”.

Los shamanes, sin embargo, se aferran, a pesar de que las puertas traseras de las desvencijadas casas sólo tienen un estrecho saliente antes de que el suelo caiga por completo al vacío.

«No nos vamos a mover de este lugar, porque éste es nuestro trabajo diario” dijo el yatiri Manuel Mamani, haciéndole una ofrenda a la Pachamama con un fuego afuera de su casa. “Pero nos vamos a hacer cargo del suelo, especialmente del agua de lluvia, la vamos a canalizar para que el agua vaya a algún otro lado”.

El Alto, y la alta capital La Paz anidan en el valle de abajo, a menudo inclinan la mente con el paisaje escarpado que refleja la cordillera andina circundante. Esto condujo a las autoridades a construir un cable carril para ayudar a la gente a subir. Y este paisaje se torna más preciado a medida que los patrones del clima se tornan más extremos, algo que ha estado exacerbado por el cambio climático.

Gabriel López Chiva, otro yatiri, dijo que estaba confiado, de cualquier modo, que la Pachamama lo va a proteger: “Podemos hacer una ceremonia de ofrenda, lo hacemos como un pago y de este modo la tierra nunca se moverá porque la Pachamama necesita la ofrenda. Es como dar comida y de este modo este lugar no se mueve. Por el contrario, se va a estabilizar, tiene que volver Evo Morales al poder” se despachó el brujo autóctono desde su casa suicida.

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