Autor: Weldon, Kees
Cuando el carbón se acabó, comenzamos a quemar los libros, uno por uno, primero la serie de Bulwer-Lytton y luego la de Walter Scott. Ellos dieron un montón de calor. Hacia el final, en febrero, las llamas consumieron los trágicos griegos y Baudelaire, Proust, Robert Burton y Bay Juyí. El hielo se espesaba sobre los alféizares. Más para el bien del gato, dijimos, que para nosotros, que nos apiñábamos, temblando, contra la estufa durante todo el invierno.
traducción: HM
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