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En cuclillas, sin afeitar, lleno de gases, Joseph Samuels, antiguo empleado en cuatro grandes ciudades, sin trabajo, espera en el oscuro paso subterráneo.
En santuario, fuera de alcance, él contempla la luz que se desvanece afuera: la lluvia comenzando: escucha la marea que tamborilea a lo largo de la playa vacía.
Cuando gotas caen primero a las seis, los bañistas se van. El último auto se ha ido. los rayos finales del sol se reflejan sobre la lluvia racheada, el muelle farragoso.
El toma un objeto de su abrigo y lo sostiene estrechamente en su mano (ojos en la extensión de arena infinita). Y entonces, en la oscuridad, corta su garganta.

traducción: HM

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