Autor: Baraka, Amiri

Donde siempre algo respira, corazón latiendo la subida y caída de montañas, las olas sobre el cielo de mares, el terror es nuestra ignorancia, por eso es nombrado después de nuestra casa, tierra donde el arte es encerrado entre el pasado y el destino, el destino de algún otro dónde y sintiendo que el mono sabía esto, cuando su vieja dama lo empujó desde el suelo. El estaba agradecido, pregúntale si todavía está sentado allí observando las aventuras del cielo, dejando dos agujeros por sí mismo. Oh, canta gigantesco eructo pasados los insectos, más veloces que feos Stanleys en el piso atrapando carne de mono para las hienas, jefe absoluto de lo que no arriba a tiempo para decir cualquier cosa. Escuchamos ese comer, ese canto, ese eructo, tenemos un alcalde negro usado para eructar como un venenoso zapalote bamboleándose en la cueva de su lujuria. Tenemos ahora a un Spring Jasper, si no les gusta ese vacío, qué de la cortesana, que soñó que su propio reemplazo se extendía a través de la caja registradora de terciopelo eructando y tirándose pedos, sus apodos cuando ellos lo dejaban jugar. Algunos lo llamaban Puck, era amor, pensábamos, ahora una negrita goma chata golpeada por el hielo, para pasar a la nuestra, el Africannibus de la memoria. Aquí. Tenemos tantos encajonados entre la muerte y la pasividad. Como ojos que colisionan con la realidad y no pueden ver nada salvo la interior abstracción del flato, una biografía, un auto, una caminata a la guillotina, Jaime el Primero, Giuliani el Segundo cuando él intenta ir a la nacional, senadores lo apuñalarán, Idus de Marzo o no. Quizás ambos mueran, Jaime 1 y César 2, como hicieron en el pasado, cuando podemos leer sobre la justicia de sus asesinatos mientras bebemos un poco de cerveza y nos reímos de la perseverancia de la enfermedad a niveles más y más altos de su eliminación. Podíamos ver lo que quisiéramos. Ser cualquiera que sabíamos cómo hacerlo. Construir cualquier cosa que necesitáramos. Arribar a cualquier lugar al que debíamos ir. Pero el tiempo es tan obstinado como el espacio, y ellos nos componen con definición, tiempo, espacio y condición. Los cómo, los asombros, los yanquis, la superizquierda racionalizada post racial ideacional, chauvinistas se arrastran en la boca de la cava venal. Ellos están protestando al fuego, mirando con recelo los menudos que hemos aprendido a comer. “Es el corazón de nadie” dicen ellos, y nosotros acordamos. Es el resto de los interiores de alguna cosa. Junto con las flores, el césped, los caños, el río, pedazos del cielo, la tierra, nuestro condimento todo horneado. Lo que tú convocas que el anarquista del confort pregunta, comida, decimos, haciéndola mientras masticamos. Ayer explicamos el lenguaje.

traducción: HM

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