Acuerdo Mercosur-UE. Crónica de una cagada anunciada

Autor: Alvaro Correa

Ya en 1983 Prebisch advertía que con la consolidación de la globalización, los países subdesarrollados sufren una constelación de fenómenos y procesos de dominación-dependencia, con un desarrollo desigual y combinado, que los constituye y mantiene con una baja capacidad para la autonomía en cuanto al camino-estilo de desarrollo, al tipo de sociedad y sistema político, y al manejo de las relaciones internacionales. A la vez es un factor, componente y resultado de este sistema internacional, la nueva división mundial del trabajo, que tiene decisivas implicaciones para los Estados subdesarrollados. Las empresas transnacionales se convierten en un actor predominante y cuasi-decisivo del nuevo escenario internacional. A su papel y al de los Estados de sus países de origen y de base corresponde la redistribución de los papeles y funciones de naciones, regiones y ramas dentro del sistema productivo mundial, y en una perspectiva planetaria. Los principales órganos e instrumentos de poder y decisión se centralizan en los polos y cumbres de los países desarrollados. Estados y macro-empresas de estos países buscan y hasta cierto punto logran una creciente integración de la economía y la política mundiales, en un sentido de interdependencia asimétrica. De ellos y de su dinámica inherente y de las tendencias y situaciones emergentes, surgen las demandas de reajuste de los objetivos y de los modos de organización y funcionamiento de cada país subdesarrollado para su armonización con los requisitos y con los fines de un nuevo modelo de orden mundial, así como las formas y resultados de una revisión restrictiva del principio de soberanía y de la autonomía y supremacía interna del Estado nacional. A esta inserción internacional corresponde, como la cara interna de una realidad única, un tipo de crecimiento y modernización, una marea de cambios y conflictos sociales y cultural-ideológicos, que son parte de un proyecto y un camino/estilo de desarrollo neocapitalista-tardío y periférico.

La concentración corporativa del sector agroalimentario, por ejemplo, es un proceso que se fue afianzando avanzado el siglo XXI. Pasó de estar altamente descentralizado, con el predominio de pequeños y medianos agricultores y mercados locales y nacionales, a ser uno de los sectores industriales globales de mayor concentración. Esto se materializa por medio de transformaciones radicales en las formas de producción y comercialización de los alimentos. Gracias a los tratados de “libre” comercio, los alimentos se transformaron en mercancías de exportación, en un mercado global controlado y manipulado por unas pocas empresas transnacionales. De este modo, los alimentos responden a una lógica de la acumulación, donde se encuentran totalmente mercantilizados, sin reparar en que ello genera enormes porcentajes de desnutrición en el mundo, porque los alimentos que se producen no están destinados a la satisfacción de las necesidades de las personas, sino para su exportación a los mercados más rentables. Así operan empresas alimentarias como Nestlé, Monsanto, Bunge, Dreyfuss, Kraft Foods, Pepsi Cola, Coca Cola, Unilever, Tyson Foods, Cargill, Marte, ADM, Danone, obteniendo ingentes ganancias con sus alimentos, agroindustrias y mercados, que son básicos para la supervivencia humana. Esto les permite ejercer un fuerte lobby sobre las políticas nacionales e internacionales, moldeando según sus intereses las regulaciones, los modelos de producción y consumo que se implementan en los países (Ribeiro, 2009).

En cuanto a las características generales del denominado “nuevo orden económico mundial”, la mundialización financiera ha creado de hecho su propio Estado. Se trata de un estado supranacional que dispone de sus propios aparatos, de sus redes de influencia, así como de sus medios de acción propios, conformado por las instituciones de Bretton Woods, entre ellas el CIADI, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estas instituciones actúan en forma conjunta, y promueven la ideología neoliberal y los TLC (Tratados de Libre Comercio) que subrayan las “virtudes del mercado” y promocionan fuertemente la IED (Inversión Extranjera Directa), como nuevo indicador de la prosperidad económica de los países. En verdad, se trata de un poder sin sociedad, representantes de las grandes empresas multinacionales y de los mercados de valores que interfieren en las políticas económicas, e incluso sociales, de los países endeudados.

Shaxson (2014) demuestra que es absolutamente imposible comprender el capitalismo contemporáneo al margen de la ilegalidad (aparte de la inmoralidad) institucionalizada en todos estos organismos y los «paraísos fiscales», en donde el narcotráfico, las empresas farmacéuticas y fondos buitres blanquean las exorbitantes ganancias obtenidas mediante sus operaciones especulativas, cristalizadas en tratados de libre comercio de esta índole. La desregulación financiera, la carencia de instituciones o mecanismos internacionales que castiguen estos comportamientos, hacen que el sistema se reproduzca y que los “libres comerciantes” actúen en la más indignante impunidad. Y encima, poseen herramientas y un aparato propagandístico ingente que les permite obtener apoyos especialmente en el ámbito local. Lamentablemente, la especulación financiera exacerbada es premiada por una justicia funcional al capitalismo delincuencial de época.

Entre las condiciones que rigen en el seno de Mercosur para la realización de tratados de libre comercio con otros bloques o países, se destaca que los mismos deben estar avalados y aprobados por los respectivos órganos legislativos de los países miembros. Dios ilumine a los parlamentarios de los países firmantes de semejante fantochada para que anulen lo celebrado en el fin del fracasado y corrupto gobierno del lacayo Pou.

Bibliografía

Prebisch, Raúl (1983).  “La crisis del capitalismo y el comercio internacional”, Revista de la CEPAL, Nº20, pp. 53-75.

Ribeiro, S. (2009). “Los que se quieren comer el mundo: corporaciones 2008”. Boletín ALAI, 5 de enero.

Shaxson, N. (2014). Las Islas del Tesoro, FCE.

Vistas: 24
Compartir en