Autor: Bly, Robert

Dentistas continúan regando sus céspedes aún en la lluvia: manos desarrolladas con terrible labor por monos cuelgan desde las mangas de evangelistas, hay reyes asesinados en los focos afuera de los teatros y cines: los ataúdes de los pobres están hibernando en pilas de nuevas gomas.

El conserje se sienta preocupado junto a la pava, y el cuidador del hotel baraja las cartas de la insanía. El presidente sueña con invadir Cuba. Los arbustos están creciendo sobre las parrillas externas, las viñas sobre los yates y los asientos de cuero.
La ciudad cría latas de ceniza y mortero oscurecido. En la orilla lejana, en Coney Island, niños oscuros jugando en la playa escalofriante: una ramita de alga negra, caracoles, un cielo lleno de pájaros, mientras el alcalde se sienta con su cabeza en sus manos.

traducción: HM

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