Autor: Bly, Robert
Nadie refunfuña entre los clanes de las ostras, y las langostas tocan sus guitarras de hueso todo el verano. Sólo nosotros, con nuestros pulgares oponibles, queremos que sea el Paraíso, que Dios venga de nuevo. No hay final para nuestras quejas, queremos la tierra confortable y el paraíso suntuoso. Pero la yegua parada en una pierna en el pantano bebe su ron oscuro todo el día, y está contenta.
traducción: HM
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