Autor: Heaney, Seamus
I
Algún día iré a Aarhus para ver su cabeza de marrón turba, las suaves vainas de sus párpados, su puntiagudo gorro de piel.
En el campo llano cercano de donde lo excavaron, su última papilla de semillas de invierno cocida en su estómago, desnudo excepto por al gorro, lazo y faja, me detendré un buen tiempo. Novio para la diosa, ella apretó su torca sobre él y abrió su marisma, esos jugos oscuros trabajando para mantener el cuerpo de un santo, tesoro de las obras de los cortadores de césped sin peine. Ahora su cara manchada reposa en Aarhus.
II
Podría arriesgar blasfemia, consagrar la ciénaga del caldero a nuestra tierra santa y orarle para hacer germinar la esparcida y emboscada carne de trabajadores, cadáveres con medias tendidos en los corrales, dientes y piel que cuentan historias manchando a las durmientes de cuatro jóvenes hermanos, arrastrados por kilómetros a lo largo de las líneas.
III
Algo de su triste libertad mientras montaba el tumbril debió venir a mí, conduciendo, diciendo los nombres Tollund, Grauballe, Nebelgard, observando las manos señalando de campesinos, desconociendo su lengua.
Aquí en Jutland me sentiré perdido en las viejas parroquias asesinas de hombres, infeliz y en casa.
traducción: HM