Autor: John Morgan
Mientras Trump y Kamala avanzan cabeza a cabeza al disco, con la prensa azuzando rumores que el rubicundo geronte plutócrata tendrá “su segundo tiempo” –tomando prestada la tonta metáfora macrista-, una parada de rutina de un oficial de tráfico en el valle central de California derivó en el mayor alijo de fentanilo capturado por las autoridades policiales, “con las dosis suficientes para matar a un cuarto de la población estatal” según reportó la California Highway Patrol (CHP).
En un comunicado de las oficinas de Stockton, 60 kilómetros al sur de Sacramento, la patrulla informó que al detener a un vehículo en la autopista Interstatal 5 cerca del Airport Boulevard, una K9 olió los narcóticos y descubrieron una cantidad inusitada de fentanilo en dos bolsas de lona y una bolsa de compras llenas de pastillas falsificadas de oxicodona, o M30. En total se confiscaron 30 kilos de pastillas, calculándose unas 330.000. El conductor fue arrestado y llevado a la cárcel del condado de Yolo.
“Para tener una idea, la DEA (Drug Enforcement Administration) postula que unos pocos miligramos de la sustancia pueden ser mortales. Con esta captura se pueden generar entre 10 y 15 millones de dosis letales, llegando así al cuarto de la población de California”.
A esta captura publicitada por los sheriffs californianos, se suman otras dos de tremendas dimensiones en la misma red interestatal, por las que fueron arrestados otros tres hombres, uno que ocultó la droga en paquetes de hamburguesas crudas y el otro en autos de un cortejo fúnebre. Desde enero, las capturas e incautaciones suman cantidades de fentanilo cuyo valor supera los 43 millones de dólares.
Según thinktank Cato Institute, Estados Unidos es el único país del mundo en el que el fentanilo se ha tornado en una causa de muerte común. Los traficantes encarcelados son todos estadounidenses, salvo los capos mexicanos, que dan clases de Negocios Narcos a oficiales de la DEA.
Lo que más asusta del fentanilo es su flexibilidad y diversidad de usos, ya que puede ser esnifado, fumado, tomado oralmente como píldora o tableta, clavado en papel secante, etc., produce una miríada de efectos físicos, entre los que destacan la relajación –con euforias intermitentes-, alivio de dolores, sedación, confusión, somnolencia, mareos, náuseas y vómitos, hasta palmarla, de acuerdo con los capos de la DEA.
En cuanto a los síntomas de sobredosis de fentanilo, es preciso incluir cambios en el tamaño de las pupilas, piel pegajosa, cianos o una decoloración azulada de la piel, falta de oxígeno en la sangre, pudiendo conducir a un coma o falla respiratoria.
Volviendo a la compulsa eleccionaria que se avecina en la gran potencia en decadencia, sólo en un estado fentanílico se puede votar por uno u otro candidato, que indefectiblemente conducirá a la humanidad al desastre definitivo.