Autor: Kooser, Ted
Cada vez amanece más tarde, y más tarde ahora, y yo, que hasta hace sólo un mes podía sentarme con un café cada mañana observando la luz caminar por la colina hasta el borde del estanque y ubicar a una cierva allí, bebiendo tímidamente, entonces veo a la luz salir sobre el agua, sembrando reflejos a cada lado –un jardín de árboles que crecían como por magia- ahora no veo más que mi rostro reflejado por la oscuridad, pálido y extraño, asombrado por el tiempo. Mientras dormía, la noche en su gruesa chaqueta de invierno embridó a la cierva con un giro de húmedas hojas y se la llevó, luego trajo a su caballo negro con arnés que crujía como un grillo, y puso abajo el jardín de agua. Yo me desperté, y en la ventana esperando encontré las cortinas abiertas a mi cara abierta, más allá de mí, oscuridad. Y yo, que sólo deseaba mantenerme mirando afuera, ahora debo continuar mirando adentro.
traducción: HM