Autor: Kooser, Ted

Justo pasado el amanecer, el sol se para con su pesada cabeza roja en un negro puntal de árboles, esperando que alguien venga con su balde por la espumosa luz blanca, y luego un largo día en el prado. Yo también pasaba mis días pastando, festejando cada momento verde hasta que llama la oscuridad, y con los otros camino hacia la noche, tocando la pequeña campana de lata de mi nombre.

traducción: HM

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