Autor: Alvaro Correa
Una investigación genética iniciada en 2004 sobre los restos de Cristóbal Colón ha puesto en cuestionamiento el conocimiento histórico oficial al concluir que el navegante cuyo viaje al Nuevo Mundo cambió el curso de la humanidad fue un judío sefaradí más que un hijo de Génova.
El resultado da por cierta la paradójica versión de que quién abrió las puertas de América al poderoso reino de España pertenecía a la comunidad judía que sus patrones, el rey Fernando y la reina Isabel, expulsaron del reino el mismo año en que Colón arribó a nuestro continente. Los hallazgos de la investigación se transmitieron en la televisión pública española, coincidiendo con la fecha exacta en que Colón pisó tierra americana.
José Antonio Lorenta, médico forense de la Universidad de Granada, condujo la investigación y fue quien reveló que el ADN de Colón es compatible con un origen judío. “Obtuvimos una porción muy parcial, pero suficiente, del ADN de Cristóbal Colón. Tenemos ADN de su hijo Fernando, y en ambos, el cromosoma Y y el mitocondrial (transmitido por la madre), observamos rastros compatibles con origen judío”.
Si bien Lorente sabe que no es capaz de determinar el lugar de nacimiento de Colón, sostiene que lo más probable es que haya nacido en la región mediterránea española. Lorenta explica: “El ADN indica que el origen de Colón está en el mediterráneo occidental. Si no había judíos en Génova en el siglo XV, la probabilidad de que haya nacido ahí es mínima. Tampoco había una gran presencia judía en el resto de la península itálica, lo que torna frágil el origen italiano del explorador. Dado que no hay teorías sólidas ni indicaciones claras de que Colón haya nacido en Francia, el área de búsqueda se estrecha aún más. Nos quedamos con la costa mediterránea española, las islas baleares y Sicilia. Pero Sicilia sería extraño porque Colón hubiese escrito con algún trazo italiano o de la lengua siciliana. Todo esto revela que lo más probable es que haya sido español, nacido en las Baleares, que pertenecían a la corona de Aragón en aquel tiempo”.
Según Lorente, su estudio pone fin a 500 años de especulación sobre el lugar de nacimiento y nacionalidad de Colón. A lo largo de los siglos, además de genovés, se postuló que pudo haber sido vasco, catalán, gallego, griego, portugués o escocés, siempre en pueblos o ciudades de Europa occidental. Las conclusiones que proponen cambiar la historia, de todos modos, han sido recibida con cautela por varios colegas.
“Desafortunadamente, desde un punto de vista científico, no podemos evaluar realmente el documental porque no muestran ningún dato de su análisis. No se revela el ADN de Colón ni cómo se tomaron las muestras del análisis” declaró Antonio Alonso, genetista director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.
Rodrigo Barquera, otro líder de la comunidad científica española expresó: “Normalmente envias el artículo a una publicación científica. Entonces lo revisa un comité independiente que decide si el trabajo es científicamente válido o no. Si lo es se lo publica para que el resto de la comunidad científica manifieste su aprobación o no. Al haber sido difundido por TV, lejos de este diálogo entre pares y con todos los medios pendientes, a mi juicio sus conclusiones carecen de validez científica o académica alguna.
Lorente defendió su tesis: “Nuestro equipo y la universidad siempre consideraron a este estudio de Cristóbal Colón y su familia como una unidad inseparable, y nada será publicado hasta que la investigación esté completa”.
El equipo de Lorente había anticipado dos días antes el asunto, anunciando que su análisis de los restos de Colón, su hijo Fernando y su hermano Diego, “definitivamente confirma que el esqueleto parcial conservado en la catedral de Sevilla era el del famoso navegante».
Si bien Colón murió en Valladolid en 1506, quiso ser enterrado en la isla de la Española, que hoy está partida entre Haití y República Dominicana. Sus restos fueron llevados allí en 1542, en 1795 se trasladaron a Cuba, y luego fueron traídos a Sevilla en 1898 cuando España perdió la revolucionaria isla caribeña en su guerra con Estados Unidos.
Si Colón fue un judío sefaradí, su identidad resultó ser una ironía histórica, que tuvo que ocultar a la sociedad y sus ilustres patrones.
En 2015 España quiso subsanar la barbarie de tiempos inquisitoriales y ofreció la ciudadanía a todos los descendientes de sefaradíes, proveniendo la mayoría de países latinoamericanos.
Haya sido judío o no, lo importante es la reivindicación del judaísmo de un personaje que en verdad estaba equivocado, y murió pensando que había llegado a la India. Que en sus diarios revela la práctica de un catolicismo cerril, y que ordenó las primeras matanzas cometidas en nuestro continente. Y así como reivindica y alaba al genocida actual que gobierna Israel, el presidente Milei también aprovechó el día de la raza para rescatar la figura de Colón, y estará chocho cuando se entere de que era un judío. De otro modo no hubiese publicado un video institucional con un texto tan abominable como el que copiamos a continuación:
“En 1492, con la llegada de Cristóbal Colón a América, se abrió una nueva era de progreso y civilización en el nuevo mundo. Este hito histórico sin precedentes sentó las bases de la modernidad en América marcando una influencia cultural, lingüística y económica que ha moldeado nuestra historia e identidad. Lejos de ser una simple expedición marítima, la llegada de Colón representó un cambio de paradigma global. Colón, como símbolo de la expansión y el progreso, nos recuerda la capacidad del ser humano para superar lo desconocido, y buscar nuevas oportunidades para el desarrollo y la civilización”.