Autor: Dylan Thomas
I
Una vez debajo de un tiempo, cuando mi carne cortada a medida un poco con alfileres alrededor del espíritu, traje para una suma serial sobre lo primero de cada penuria, mi propio pago esclavizado demasiado tarde en amor, calzones rotos y chaqueta ampollada sobre los bordes chasqueantes del cenicero, en cuevas trabajé con pájaros, clavado con un collar de mastín, borlado en bodega y tienda de recortes o engalanado en un traga nubes, entonces rápido desde un mar estallando con botes de corcho y desde la perspectiva de navegantes, en ropa de arcilla común disfrazado como escalas, como las faldas de un dios del agua remando, sorprendí a los sastres sentados, atrasé el reloj de los sastres enfrentados, entonces frondosamente alardeé con una peluca de oso y frac, saltando caliente con hojas y emplumado desde los pies de canguro de la tierra, desde el fresco, silencioso centro arrastrando la ropa mordida por la escarcha, hacia arriba de la corteza lubricante de Gales me disparé para asombrar a la intermitente aguja de roca de los ocupantes, los pregoneros de lo andrajoso y recortado, los famosos cuentagotas de puntos.
II
Mi tonto traje, por el que tan duramente sufro aún, alrededor de algún ataúd transportando al hombre-pájaro o le dije al fantasma que colgué. Y la capucha de la lechuza, el cubre-tacón, pliegue en garra y agujero para la cabeza podrida, engañada, creí, mi hacedor, el maestro sastre posado en la nube con nervios para el algodón. En los viejos mares desde historias, batiendo mis alas, peinando con astas, Colón en fuego, fui perforado por los ojos del sastre ídolo, mirada a través de máscara de tiburón y cabeza navegante, el pico frío de Nansen en un barco lleno de gongs, al muchacho del hilo común, el brillante simulador, el ridículo dandy de mar con carne seca y tierra por adorno y pan. Fue dulce hundirse en el agua a mano recién hecha con mi colgante de cereza verde como las algas, convocando a una voz de niño desde una piedra de pie de telaraña, jamás, jamás, oh, jamás se arrepentirá la corneta que llevo en mi brazo hendidor mientras estalla en una ola. Ahora mostrado y mayormente desnudo descansaría, me acostaría, acostarse y vivir tan quieto como una piedra.
traducción: HM