Autor: Dylan Thomas
De los suspiros viene uno pequeño, pero no de dolor, porque he derribado eso antes de la agonía, el espíritu crece, olvida y llora, viene uno pequeño, es saboreado y hallado bueno, todos no podrían defraudar, debería haber, sea alabada, alguna certeza, si no de amor bien, entonces no, y que es verdad luego de la derrota perpetua. Después de tal pelea como el más débil sabe, hay más que morir, perder los grandes dolores o rellenar la herida, a él le dolerá mucho no arrepentirse de dejar a la mujer esperando a su soldado manchado con palabras que derramaron sangre tan acre.
Eso fue suficiente, suficiente para calmar el dolor, sintiendo arrepentimiento cuando esto es desperdiciado, lo que me hizo feliz al sol, cuán feliz fui mientras duró, la vaguedad era suficiente y dulces verdades en plenitud, las palabras huecas podrían soportar todo sufrimiento y curarme de mis enfermedades.
Que fueron suficiente hueso, sangre y tendón, el cerebro retorcido, el lomo bien formado, yendo a tientas por materia bajo el plato del perro, el hombre debería ser curado de la destemplanza. Porque todo lo que hay para dar yo lo ofrezco: migas, granero y cabestro.
traducción: HM