Autor: Alvaro Correa
El presidente de Kenya William Ruto visitó el fin de semana Haití, y reconoció estar abierto a transformar la misión de su país en una operación bajo bandera de la ONU, en blanco y no en forma encubierta, como lo estuvo haciendo hasta el presente.
Ruto viajó para evaluar el progreso de la misión dirigida a terminar con la violencia de las pandillas armadas desatada tras años de caos político y desplazamientos masivos. El mandato de la misión kenyata vence el mes que viene y contabilizando sus policías y soldados muertos advirtió que a su pequeño ejército lo están mandando al frente sin preparación ni herramientas para reducir a pandilleros pertrechados con armas estadounidenses de última generación. Así que en la próxima Asamblea de la ONU va a implorar que se reimplante la misión que ya provocó varios desastres y colapsos en el sufrido país caribeño. La fuerza comandada por Kenya tiene también policías expertos de otros países, pero desde que comenzó a actuar en la zona los resultados indican que están más o menos igual en cantidad de muertos y heridos, y que las pandillas continúan dominando el terreno y sometiendo a la población a todo tipo de vejámenes. William O’Neill, experto en violaciones de derechos humanos, trabaja en la ONU y coincidió con la visita de Ruto. Allí el funcionario expresó que la situación continúa empeorando, que “se deben redoblar los esfuerzos para detener la agonía en una carrera que parece perdida contra el tiempo”.
La mayoría de la capital se halla controlada por las pandillas, habiendo escasez de alimentos y medicamentos, cortes de electricidad constantes, niveles de indigencia récord y asaltos sexuales por doquier. También aumentaron el tráfico de niños y su reclutamiento para las guerrillas urbanas entre bandas.
El funcionario de la ONU O’Neill agregó: “El equipamiento que recibieron los policías extranjeros es insuficiente e inadecuado, comparado con el de los pandilleros, que es cada vez más sofisticado, y por ello se comenta que están siendo adiestrados por el Mosad. Si uno se guía por cómo han expandido sus territorios, es para sacarse el sombrero, militarmente hablando, claro”.
Ante este panorama, los servicios de salud se encuentran absolutamente colapsados, al igual que el servicio penitenciario, donde cientos de procesados y condenados mueren hacinados en celdas infectadas con virus de diversa cepa y especie. Y entretanto, se formó un nuevo gobierno provisional al que ya se lo acusa de un sinnúmero de actos de corrupción que pasarán en la más completa impunidad.