Autor: Máximo Redondo
Anura Kumara Dissanayake puede carecer del bagaje político de sus rivales, pero sus políticas para ayudar a los pobres y su discurso agitador lo han posicionado como el principal candidato a ganar las elecciones presidenciales de mañana en Sri Lanka.
Aunque el partido Janatha Vimukthi Peremuna (JVP) de Dissanayake tiene sólo tres bancas en el parlamento, su candidatura se vio impulsada por las duras normas que propone para acabar con la corrupción y los esquemas de bienestar que ofrecerá a las masas pauperizadas, por años de desgobierno o la aplicación de políticas neoliberales brutales.
Una encuesta reciente muestra que Dissanayake, popularmente conocido como AKD, lideraba las preferencias con el 36%, seguido del principal opositor Sajith Premadasa y el presidente actual Ranil Wickremesinghe en el tercer puesto cómodo, lo que refleja el inconformismo popular con su gestión de gobierno.
Premadasa es hijo del ex presidente Ranasinghe Premadasa, asesinado mientras ejercía el cargo. El tío de Wickremesinghe, J R Jayewardene, también fue presidente y primer ministro, y Namal Rajapaksa, el hijo mayor del dos veces presidente Mahinda Rajapaksa, participa en la contienda.
“Hay gente que cree que el poder de la familia los hará vencer en la elección del 21, pero el poder familiar, el poder financiero, el poder de los medios y el poder del estado serán vencidos por el poder del pueblo” dijo Dissanayake en el cierre de campaña.
Dissanayake compite por la alianza NPP (Poder Nacional del Pueblo), que incluye a su partido marxista que siempre respaldó la intervención estatal y políticas económicas cercanas a las necesidades de las clases medias y bajas. Su campaña se caracterizó por la masiva asistencia a sus actos de desencantados con los políticos dominantes, en medio de una crisis económica asfixiante, la misma que disparó protestas que forzaron la huida del país del presidente Gotabaya Rajapaksa en 2022.
El partido de Dissanayake condujo dos fallidas insurrecciones en 1971 y 1988, las cuales fueron aplastadas por fuerzas de seguridad dejando miles de muertos. Este antecedente es omitido por el candidato en sus presentaciones, donde expone sus planes para reestructurar la deuda de $2.9 billones con el FMI, a quien va a proponer un plan de pago marxista-leninista. Esto por supuesto preocupa a los inversores (mejor denominarlos fondos buitres o directamente millonarios hijos de puta) y a las empresas transnacionales que vienen saqueando y expoliando al pueblo esrilankés.
Asimismo, el candidato comunista anunció que disolverá el parlamento y convocará a elecciones generales que le darán mayor fuerza a sus políticas de cambio. Más allá de la viabilidad de sus propuestas, Dissanayake es un hombre carismático que habla en el lenguaje del pueblo. En principio, el ñato izquierdista está lejos de obtener la mayoría superior al 50% requerida para ganar la contienda, y lo más probable es que vaya a un balotaje con Premadasa, evento que unirá a la derecha, la ultraderecha, el centro y la centro izquierda para que una de las colonias preferidas el imperio británico-estadounidense caiga en manos de socialistas.