Autor: Avi Drucker
El público pudo echar una mirada a los videos del interrogatorio policial a Benjamin Netanyahu, filtrados por primera vez en la función premiere de este urgente e incendiario documental en el festival de cine de Toronto, a pesar de los intentos del primer ministro israelí por impedir su proyección. Las cortes israelíes rechazaron la solicitud de Netanyahu para que no se distribuya el film, ya que se lo puede ver negando furiosamente acusaciones de soborno y corrupción, luego de tensas audiencias rodeadas de manifestantes que reclamaban el rescate de rehenes y un inmediato arreglo con Hamas.
El documental, dirigido por Alexis Bloom y producido por Alex Gibney -director de Enron: The Smartest Guys in the Room-, construye un caso riguroso y condenatorio, planteando un argumento que los analistas y observadores de la realidad israelí ya conocen: Netanyahu está prolongando la devastadora guerra en Gaza –que ya provocó más de 40.000 palestinos muertos- para evitar la prisión por las múltiples causas de corrupción a las que debe comparecer en los tribunales israelíes. La crisis humanitaria generada burlándose de las leyes internacionales es toda una cuestión de auto-preservación del líder hebreo.
De acuerdo con el documental –que Bloom comenzó antes del 7 de octubre de 2023, cuando una fuente le concedió a Gibney los videos filtrados-, el abogado de Netanyahu acaba de presentar un escrito para postergar uno de sus juicios en su contra programado para diciembre, aduciendo como motivo la guerra en curso. “Nunca he visto una corrupción moral tan profunda como la de este hombre” dijo Gibney a la audiencia en la charla posterior a la proyección. Sin embargo, la sala estaba llena de partidarios de Netanyahu, quienes asistieron para hostigar a los hacedores del documental, acusándolos de haber llenado la película de mentiras y mensajes anti-israelíes, argumentando que al mandamás israelí todavía no lo hallaron culpable.
Los videos que se exhiben en el documental fueron grabados entre 2016 y 2018 antes de ser utilizados en el juicio por corrupción que se le imputa a Netanyahu. En él se puede ver al primer ministro aceptando que él y su esposa recibieron caras botellas de champán y cigarros cubanos del productor de Hollywood Arnon Milchan. Netanyahu aduce que eran simples regalos de un amigo, desconociendo haber recibido joyas.
Varios testigos que trabajaron para Milchan y Netanyahu también aparecen interrogados por la policía. Ellos pintan una imagen de obsequios regulares esperados por Netanyahu y su esposa Sara, a cambio de determinados favores, entre los cuales había una exención impositiva que benefició a Milchan. Netanyahu arguye que su intervención fue para beneficiar al estado, no a Milchan. Por su parte, el productor de LA Confidential corroboró el testimonio de los testigos, aunque en un pasaje le pide a la policía que no use el término “soborno” para que la gente “no sea mal pensada”.
A Netanyahu también se lo ve negando enfáticamente que firmó un reglamento que favoreció al millonario de medios israelí Shaul Elovitch. Dramática y reiteradamente el primer ministro llama mentiroso a Nir Hefetz, uno de sus asesores, por decir falsedades sobre su vida. Un testigo en este juicio aseguró que Elovitch pagó el favor de Netanyahu dándole cobertura en su popular website Walla donde siempre se lo presenta como una persona honesta y valiente.
La evidencia incriminatoria que aparece en el documental ya se filtró a los medios israelíes. Pero los videos no se mostrarán al público (al menos legalmente) en la nación hebrea. De acuerdo con Gibney, la ley israelí garantiza privacidad a los sujetos filmados en procedimientos oficiales, por lo que la publicación de los videos es ilegal. “Es una peculiar ley israelí que no afecta al resto del mundo” dijo Gibney.
El productor explicó que trajeron el film al festival de Toronto porque necesita ser visto urgentemente en momentos en que la cifra de muertos en Gaza crece pavorosamente día a día. Pero también quieren entrar en contacto con distribuidores de todo el mundo para que se difunda rápidamente en todo el planeta.
Aunque el documental no aporta información nueva, Gibney explica que para una audiencia familiar con los discursos de Netanyahu cuidadosamente expresados en público, observarlo agitándose en un interrogatorio, donde su performance se resquebraja, es iluminador. En varias partes, cuando la policía lo confronta con testimonios de pares que lo incriminan en actos desdorosos, Netanyahu levanta sus puños y golpea su escritorio como si el ruido silenciara las acusaciones.
“Hasta en los interrogatorios se lo ve actuando. Pero hay actuaciones que a veces salen mal, cuando uno piensa que lo que hace va a quedar entre las personas que participan del procedimiento, y que nadie se enterará afuera” dice Gibney.
The Bibi Files contextualiza los videos con un retrato de Netanyahu, cuya carrera se construyó metiendo miedo y prometiendo seguridad, y cuya vida personal está siempre al servicio de su temperamental esposa Sara, y su estilo de vida que demanda desmesurados gastos. Los testimonios erráticos y arranques de ira de Sara también son reflejados en el documental.
El periodista israelí Raviv Drucker, el ex jefe de Shin Bet, Ami Ayalon, un amigo de la infancia y otros tertulianos concuerdan en sus testimonios y revelan ciertas conductas y decisiones de Netanyahu que muestran cómo siempre privilegió sus propios intereses mientras se mantiene en el poder: desde sabotear los acuerdos para un cese al fuego en Gaza, su alianza con la extrema derecha ortodoxo y su intento de remover a la Corte Suprema para salvarse de lo que él considera una persecución.
Luego de la proyección, Bloom expresó su decepción de que nadie del entorno de Netanyahu haya querido hablar con ella. “Hay un montón de compañeros y subordinados que pasarían horas hablando de las mentiras y la corrupción de Netanyahu, pero se ve que están amenazados o temen perder su trabajo. Una tiene que ser cuidadosa cuando se mueve en ambientes tan sórdidos” comentó la directora.
La atmósfera de la premiere fue bastante tensa. Había más seguridad y policías en los alrededores del cine, incluida la división perruna. La charla posterior reveló que había muchos infiltrados, contratados por Netanyahu para “pudrirle el rancho” a los hacedores del film. Algunos, a los alaridos, manifestaron su repudio defendiendo al genocida patético.
Bloom fue rodeada y acosada por provocadores profesionales que le espetaron que la película era “un manojo de mentiras” y que fue mandada hacer por los líderes de Hamas. La directora se defendió y con la mayor serenidad que pudo les dijo a los provocadores que ellos estaban envueltos en las sartas de mentiras de Netanyahu para seguir adelante con su genocidio en Gaza.