Autor: Dylan Thomas
Donde una vez las aguas de tu rostro giraron a mis tornillos, tu seco fantasma sopla, el muerto levanta su ojo, donde una vez los tritones a través de tu hiel empujaron su pelo, el viento seco conduce a través de sal, raíz y huevas.
Donde una vez tus nudos verdes hundieron su empalme en el cordón de la marea, allí va el verde desenredador, sus tijeras aceitadas, su cuchillo colgado suelto para cortar los canales en su fuente, y dejar los frutos húmedos abajo.
Invisibles, tus mareas a tiempo rompen sobre los lechos de amor de las malezas, la maleza del amor dejada seca, allí rondan por tus piedras las sombras de niños yendo, quienes, desde sus vacíos, lloran al mar con delfines.
Secos como una tumba, tus coloridos párpados no se cerrarán mientras la magia se deslice sabia sobre la tierra y el cielo, allí habrá corales en tus lechos, allí habrá serpientes en tus mareas, hasta que todas nuestras fes en el mar mueran.
traducción: HM