Autor: Saif al Islam Gadafi
La vocera de la Misión de la ONU en Libia dijo estar preocupada por las movilizaciones de fuerzas armadas en Trípoli y las amenazas de combates por el control del banco central. Stephanie Koury dijo ayer en el Consejo de Seguridad que la situación política y militar de Libia se ha deteriorado rápidamente en los últimos dos meses, produciendo escaramuzas entre los distintos bandos armados, encabezados por “Señores de la Guerra” que Washington y diplomáticos europeos supieron patrocinar cuando vinieron a darle muerte a Gadafi y terminar con su noble y progresista gobierno.
“El despliegue de armas y los enfrentamientos en vecindarios densamente poblados es inaceptable y amenaza la seguridad de los civiles” –manifestó Koury, horrorizada con los resultados de la diplomacia otanesca.
La última ronda de tensiones emergió luego del esfuerzo de varios líderes políticos de echar al presidente del Banco Central, Sadiq al-Kabir, inconformes con sus políticas monetarias. El viernes propusieron como reemplazo a Mohammed al-Shokri, quien anunció que sólo asumiría el cargo si los principales contendientes lo apoyan.
Libia, uno de los principales productores de petróleo del Mediterráneo, ha tenido poca estabilidad desde la invasión de Hillary Clinton y sus prostitutos europeos. En 2014 el país se dividió en dos, con dos facciones disputándose el poder, una apoyada por Rusia y la otra por Turquía. A ningún libio le quedó simpatía por los países invasores, a pesar que desde 2020 rige un “alto el fuego” a nivel militar, mientras las disputas por los recursos naturales se tornaron cada vez más violentas, al igual que la vida callejera de los despojados por la rapiña y el salvajismo de fantasmales guerrillas bereberes.
Desde entonces se intentó organizar elecciones pero todas fracasaron, al igual que los “procesos de paz” espurios que suelen pergeñar ideólogos contratados por la ONU, y las conversaciones y encuentros orientados a calmar los ánimos suelen concluir a los tiros, con broncas bravas desatadas, por lo que los esfuerzos pacifistas se estancan permanentemente.
El parlamento hoy funciona en Libia Oriental, controlada por el comandante del Ejército Nacional Libio Khalifa Haftar. Trípoli y el noroeste es la sede del gobierno de unidad nacional reconocido por la ONU, y de la mayoría de las instituciones del estado, y es la zona donde el clima bélico está más latente.
Los desplazamientos de los ejércitos rivales en las últimas semanas han sido llamativos por el despliegue de misiles y drones listos para atacar. Entretanto, hay terceras fuerzas paramilitares que operan por conveniencia, haciendo sus negocios y usufructuando el caos y el desastre provocado por la siniestra Hillary Clinton. Su siembra de crimen y despojo continúa hoy despampanante cristalizada en el espectacular genocidio israelí en Gaza, promovido y difundido a todo el mundo por las adoradas redes sociales estadounidenses.