Autor: Dylan Thomas
Una extraña ha venido a compartir mi cuarto en la casa no justo en la cabeza, una muchacha loca como pájaros cerrando la noche de la puerta con su brazo, su penacho. Estrecha en el lecho laberíntico ella engaña a la casa a prueba del cielo con nubes ingresando, aún ella engaña con caminar el pesadillesco cuarto, tan grande como los muertos, o cabalgar los océanos imaginados de los pabellones masculinos.
Ella ha venido poseída, quien admite la engañosa luz a través de la pared rebotando, poseída por los cielos ella duerme en la estrecha hondonada, aún ella camina el polvo, aún desvaría a voluntad en las tablas del manicomio gastadas por mis lágrimas andantes.
Y tomada por luz en sus brazos a lo largo y querida al fin quizá sin falla yo sufra la primera visión que prende fuego a las estrellas.
traducción: HM