Autor: Cullen, Countee
Dado que los hombres se ponen tímidos al fin, y no les importa un bledo si viene la primavera o pasó el otoño, o cómo cae la lluvia fresca, no llego a ninguna flor pero arranco, no levanto ninguna copa pero bebo, porque una boca es el mejor de los dulces para chupar, el vino más añejo en el labio. Si me pongo viejo en un año o dos, y llego a la quejumbrosa canción de ‘Una falta y un día’ y ‘Esto fue verdad, y eso, cuando era joven’, debo tener dulces para recordar al lado, algún brote salvado del fango, alguna ascua rebelde a la muerte que pueda avivar en un fuego.
traducción: HM
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