Autor: Augusto Molina
La entrevista en X la armaron para levantar un poco la campaña del geronte mafioso, que comenzó a desmoronarse cuando su senil contrincante designó a la mulata Kamala Harris como su sucesora. Todos los puntos que subió con el atentado sufrido en la oreja se perdieron tras la renuncia del geronte demócrata. Así las cosas, Elon Musk está determinado a intervenir en política, y le ofreció la oportunidad de expedirse sobre varios temas jugosos, entre los cuales nos focalizaremos aquí en el cambio climático, a fin de demostrar el nivel de pedante ignorancia que manejan.
Y es que ambos hicieron varias aseveraciones sin evidencia alguna, escupiendo estupideces y latiguillos de su negacionismo bravucón. Trump, el candidato republicano, representante de la élite más pérfida de la potencia norteamericana, y Musk, el hombre más rico del mundo, profirieron barrabasadas y barbaridades en su conversación en la red social del plutócrata, negando los escenarios apocalípticos que el problema viene ocasionando. Sobre los cumbustibles fósiles, Trump opinó: “En este momento no podés deshacerte de ellos. Todavía nos quedan cien años, nadie realmente lo sabe… Y eso de que los glaciares se están derritiendo traerá beneficios, pues se crearán más propiedades con vista al mar”.
Trump, que calificó a la crisis climática como un “engaño”, también dijo que es una “desgracia” que la administración de Biden no haya abierto una selva ártica de Alaska para perforación petrolera, y afirmó sus fundamentos que los granjeros se han quedado sin su ganado por edictos climáticos, y que es mucho más peligrosa la posibilidad de una guerra nuclear. “Lo que no logro entender es que la gente hable de calentamiento global o cambio climático, pero nunca se refieran al calentamiento nuclear”
Musk replicó que le parecía un error vilipendiar a la industria hidrocarburífera, el principal conductor de la polución del calentamiento planetario, y que el único factor imperativo para cortar con los combustibles fósiles es que un día se agotarán. “Si dejáramos de usar gas y petróleo ahora, todos nos moriríamos de hambre y la economía colapsaría. Con el tiempo eventualmente querremos movernos a una economía energéticamente sustentable porque el petróleo y el gas se acabarán”.
Trump lo miró con una amplia sonrisa y el CEO de Tesla continuó: “Todavía tenemos bastante tiempo… No necesitamos precipitarnos ni impedir a los vaqueros que críen vacas, o recomendar que la gente deje la carne o cosas como esas. Tú sabes, dejemos a los granjeros en paz”
Musk manifestó que el principal peligro de permitir que el dióxido de carbono se impregne en la atmósfera era que en algún punto será difícil respirar, causando dolores de cabeza y náuseas a la gente. Esto ocurriría con un CO2 de 1.000 partes por millión de la atmósfera terrestre, más del doble que las actualces concentraciones rompedoras de récords. Acerca de este punto, los científicos han sido claros en observar que las actuales temperaturas globales son más cálidas que en cualquier otro punto histórico de la civilización humana, y que probablemente mucho antes de su advenimiento también, lo que está causando impactos cada vez más severos en términos de olas de calor, sequías, inundaciones y la destrucción de la biodiversidad.
Los gobiernos han acordado restringir el alza de las temperaturas globales a 1.5C por encima de la era preindustrial, con los investigadores advirtiendo sobre catástrofes en cascada más allá de este punto. El mundo afronta la ardua tarea de cortar rápidamente las emisiones de carbono a la mitad en esta década, y luego a cero en 2050, para evitar los peores impactos.
En todo esto Trump ve nuevas oportunidades para complejos hoteleros en balnearios restaurados tras los tsunamis que se proyectan. Las inundaciones en Estados Unidos aumentaron un 50% respecto de los registros de principios de siglo. Millones de estadounidenses fueron afectados por anegamientos de viviendas, carreteras e infraestructura. En Florida, donde Trump tiene su mansión de Mar-a-Lago, varios aseguradores decidieron salir del estado debido a los crecientes costos por inundaciones y los desastres ocasionados por tormentas y huracanes.
La charla de Trump y Musk derrapó entonces hacia niveles inéditos de estupidez. Varios científicos se retorcieron en sus sillones mientras la veían, se daban golpes en el rostro y se tiraban de los pelos porque no podían creer que tamaños “influencers” guíen el descalabro de la humanidad. Por ejemplo, Michael Mann, investigador de la Universidad de Minnessotta, dijo que los niveles de dióxido de carbono no son los causantes de los dolores de cabeza o las náuseas, sino las declaraciones de los dos sátrapas, sus burradas infantiloides.
Durante su anterior campaña, Trump había denigrado a los vehículos eléctricos, pero hace poco cambió su mirada hacia ellos, luego del apoyo de Musk, que anteriormente se había declarado como un demócrata moderado. Trump, el ex presidente condenado por 34 felonías, se ha comprometido a deshacer las “lunáticas políticas” de Biden sobre el cambio climático, y auguró que en su nueva presidencia acelerará los proyectos hidrocarburíferos que tiene Estados Unidos en todo el planeta, y sacará nuevamente a Estados Unidos del acuerdo climático de Paris. Encima, para rematar su retahíla de agudezas simiescas, aseguró que Milei es un gran presidente, que ha hecho un cambio fenomenal en Argentina, que ha bajado la inflación y que estamos todos prósperos. El asco aquí nos resultó insoportable y nos fuimos de X, la casa de Musk, la máscara de Trump.