Autor: Cullen Countee
El nunca me dijo una palabra, y aún él me llamó por el nombre, él nunca me dio una señal, y aún supe y fui. Primero dije “No soportaré su cruz sobre mi espalda, él sólo busca colocarla allí porque mi piel es negra”.
Pero él se estaba muriendo por un sueño, y él era muy manso, y en sus ojos brilló un resplandor que los hombres viajaron de lejos para seguirlo.
Fue Él quien compró mi pena, yo solo hice por Cristo lo que toda Roma no hubiese podido forjar con moretón de látigo o piedra.
traducción: HM
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