Autor: Cullen, Countee
No dudo que Dios sea bueno, tenga buena intención, sea amable y podría decir que se rebajó a discutir por qué el pequeño topo enterrado sigue ciego, por qué la carne que lo refleja morirá algún día, hace llana la razón por la que el torturado Tántalo es cebado por el fruto voluble, declara si el mero bruto capricho condena a Sísifo a luchar por una pendiente sin fin. Sus modos son inescrutables, e inmunes al catecismo por una mente demasiado dispersa con mezquinas preocupaciones para levemente entender qué horrible cerebro compele su espantosa mano. Aún me maravillo ante esta cosa curiosa: ¡Hacer negro a un poeta, y hacerlo cantar!
traducción: HM
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