Autor: McKay, Claude
No, ¿por qué reprocharnos el uno al otro, ser cruel, es que no hay ningún plano en que nosotros dos podamos encontrarnos? Que ambos perdonemos, olvidemos, porque los dos fuimos ciegos, y la vida es de un día, y el tiempo veloz.
Y yo soy fuego, rápido para inflamarme y arder, derritiéndome con los elementos de gran altura, mientras tú eres agua en una urna terrenal, toda pura, pero pesada, y de tinte del plomo.
traducción: HM
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