El lado bueno de la economía de guerra cubana

Autor: Adalberto Díaz

La Habana es famoso por sus coloridos autos vintage que todavía se pueden apreciar holgazaneando alrededor de sus calles y son un popular objeto de fotos de los visitantes extranjeros. Pero en estos días, uno se sorprende de la cantidad de cubanos desplazándose rápido y tranquilamente en scooters eléctricos fabricados con componentes chinos.

“Las motos eléctricas están resolviendo un montón de problemas en Cuba, ya son usadas casi para todo” explica Omar Cortina, un empleado administrativo de un hotel que acaba de comprar su primer vehículo, un scooter verde lima impulsado por una batería de litio.

Hasta hace poco, las carreteras de Cuba cambiaron muy poco en las seis décadas transcurridas desde la revolución liderada por Fidel Castro, el Che Guevara y Camilo Cienfuegos: autos viejos, exhaustos, resoplando hollín en un tráfico liviano.

Ahora, los vehículos eléctricos están probando ser un regalo de Dios para muchos en la nación caribeña. Entre 2020 y 2022, la industria automotora cubana produjo más de 23.000 vehículos eléctricos, de acuerdo con datos oficiales. Al ser lentos sus sistemas estadísticos, aún se carece de las cifras correspondientes al año 2023, pero los trabajadores de las plantas automotrices aseguran que se llegó a un récord histórico. La demanda ha crecido en un mercado caracterizado por la falta de combustible y un sistema de transporte público de colectivos colapsado y en permanente zozobra.

El combustible para motores a combustión, más comúnmente llamado nafta o gasolina, ha escaseado durante años en Cuba, llegando a generar colas de kilómetros de largo y días de duración para cargar algunos litros. El precio de la gasolina se quintuplicó a comienzos de 2024, y llenar un tanque de 40 litros cuesta más que el salario mensual promedio del trabajador estatal, lo que la pone fuera del alcance de la mayoría. En cuanto a abordar el transporte público, es una calamidad ascender al mismo y muy inseguro en lo que respecta al respeto de los horarios.

Cada vez se ven menos buses en La Habana –y los que pasan están atestados y la gente va incómodo y debe realizar contorsiones y movimientos acrobáticos para no asfixiarse. Por la escasez de combustible y piezas de repuesto, la mitad de las rutas a puntos afuera de la capital del transporte terrestre han sido han sido eliminadas.

Estas tremendas circunstancias ayudaron a dirigir la demanda a productos de empresas recién creadas como Vedca (Vehículos Eléctricos del Caribe), cuyo director Julio Oscar Pérez nos concedió una entrevista.

Pérez contó que se trata de una joint venture entre la inversora china Tianjin Dongxing Industrial y la fabricante de bicicletas estatal cubana Minerva, que ya ha producido 5.000 scooters, 2.000 bicicletas y 500 minicamiones triciclos, todos funcionando con baterías de litio. El CEO cubano aseguró: “Hemos llegado a un punto de inflexión. No sólo se está viendo a los vehículos eléctricos como una alternativa de movilidad sustentable, sino que resuelve los problemas de carestía de combustible en toda la isla”.

Vedca cuenta con 64 empleados que ensamblan componentes de diversos materiales, sueldan cables y ajustan tornillos en una cadena de montaje ordenadamente alineada, mientras otros saludan a los clientes que arriban para llevarse un vehículo. Actualmente se hallan probando un nuevo tractor y están experimentando una nueva maquinaria eléctrica pesada que lanzarán al mercado el año que viene.

Además, hay otras marcas domésticas que ya venden bicicletas eléctricas, que van de las más improvisadas a las lujosas. Y el gobierno recientemente autorizó la importación de vehículos eléctricos aún más económicos que los ofrecidos por las compañías cubanas.

Según el Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, las importaciones de autos desde el vecino Estados Unidos se han disparado hasta los 24,6 millones de dólares en lo que va de 2024, con una creciente clase de nuevos propietarios atraídos por opciones eléctricas e híbridas más lujosas, incluidos los célebres Teslas. De cualquier modo, quienes pueden permitirse tal privilegio pueden contarse con los dedos de una mano.

Para Pérez, el simple hecho de que sea capaz de trasladar a una persona de ida y regreso de su trabajo es suficiente para el comprador cubano promedio: “En pocos años, todo el transporte será eléctrico en Cuba” –aventuró el ceo antes de enviarnos una imagen de cubanos alegres atraídos por las ofertas de Vedca.

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