Autor: McKay, Claude
I
Ni siquiera una vez en todos nuestros días de amor punzante, por un instante te di mi ser indivisible completamente libre. Ni toda tu potente pasión podría remover la barrera que se asomaba en medio para probar mi completa y suprema rendición. Oh, fui vencido, absolutamente indefenso contra el hecho-sombra con el cual luchaba. Porque cuando un cruel poder me forzó a afrontar la verdad que había emponzoñado nuestro ilícito vino, que hasta yo estaba sin fe en mi raza sangrando bajo tu mano de hierro, ¡nuestra unión parecía una cosa monstruosa y mezquina! Yo era un descastado de tu mundo y del mío.
II
Entrenado para la aventura y equipado para la tormenta rehuyo todo signo de anclaje porque el anhelo de vivir excede los límites de las leyes. Nuevas tempestades de la furia tropical rodean mi cabeza azotándome y desgarrándome por horas de conmovedor espanto, pero cuando el terror se diluye y agotado, se retira, dejándome cavilando un rato, hago una pausa, ¡pero pronto de nuevo los riesgosos caminos por los que ando! No hay camino rígido para mí, no hay paz, no hay descanso, mientras elementos fundidos corren por mi sangre, y cuerpos ardientes de belleza manifiestan su calidez, movimientos del corazón derritiéndose a ser cortejado, y la pasión valientemente elevándose en mi pecho, como ríos de Primavera, liberando su corriente.
traducción: HM