Autor: McKay, Claude
No debo contemplarlos aunque tus ojos están amaneciendo al día, no debo observarte mientras te vas por tu camino iluminado de sol, escucho pero nunca atiendo a la fascinante nota, la cual, fluyendo como una caña de río, viene desde tu trémula garganta, no debo ver sobre tu rostro la chispa suavemente resplandeciente del amor, porque está la barrera de la raza, tú eres bella y yo oscuro.
traducción: HM
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