Autor: McKay, Claude
He olvidado tanto en diez años, ¡tanto en diez años tan cortos! He olvidado a qué hora llegan las manzanas moradas a zumo, y qué mes trae a la tímida nomeolvides. He olvidado la sorprendente, especial estación de la flor y el fruto del pimiento, en qué tiempo del año las palomas de tierra doran los campos y llenan el mediodía con su curioso aleteo. He olvidado tanto, pero aún recuerdo el rojo de la flor de pascua, rojo sangre en cálido diciembre. Todavía recuerdo la hierba de la fiebre de la miel, pero no puedo recordar los altos días cuando la desarraigamos del sendero del viento punzante para detener a las locas abejas en el corral del conejo. Suelo intentar pensar en qué dulce boca las lánguidas damas pintadas solían torcer por el camino amarillo que salía del principal, dulce con los hilos dorados de la pomarrosa. He olvidado –extraño- pero recuerdo bastante el rojo de la flor de pascua, rojo sangre en cálido diciembre.
¿Qué semanas, qué meses, en qué tiempo del suave año engañamos a la escuela para tener nuestro lanzamiento en techos? ¿Qué días nuestros cuerpos ebrios de vino palpitaron de alegría, festejando sobre moras en el bosquecillo? ¡Oh, algunos los sé! He embalsamado los días, hasta los sagrados momentos cuando jugamos, todos inocentes de pasión, incorruptos, al mediodía y la tarde en la sombra del corazón de llama. Eramos tan felices, felices, recuerdo, bajo el rojo de la flor de pascua en cálido diciembre.
traducción: HM