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Como esos de antaño bebían mummia para encender sus miembros de plomo, haciendo que reyes muertos de Africa se levanten y paren en sus camas, borrachos sobre los muertos, y medicados con polvo imperial de especias, en una corta noche ellos se tambalearon para descubrir diez siglos de lujuria.

Entonces yo, de pintura, piedra, relato y rima materialicé la infinitud del amor, y chupé a todos los amantes de todo el tiempo para rarificar éxtasis.

El pelo de Helena cerró para mi los cielos lívidos de Verona, presiono los labios de gitano, y veo dos Antonios en tus ojos.
El adorable, invisible, no escuchado muerto yace con nosotros en este lugar, y fantasmalmente manos sobre mi cabeza cierran mi rostro al rostro tenso, su sangre es vino a lo largo de nuestros miembros, sus voces susurrantes envuelven salvajes himnos soñolientos olvidados bajo los nombres que respiramos, tejido desde su tumba, y uno con él, la noche en que presionamos sus miles piras de brea encendieron tu ardiente desnudez.
En los últimos años han llorado y se colgaron para besar tu boca a la mía, y el polvo del pelo largo fue atrapado, fue lanzado, mano estrechada a mano divina, y la vida se ha encendido, y muerte sin sombra, toda felicidad no contada del tiempo, y la altura del mundo ha ardido y se ha desvanecido, Amor, ¡que nuestro amor sea éste!

 

traducción: HM

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