Autor: McKay, Claude

Oh, cuando pienso en mi raza tan sufriente, por siglos cansados, oprimida, despreciada, esclavizada y linchada, negada de un lugar humano en la gran línea de vida del Occidente cristiano, y en la Tierra negra desheredado, robado en el antiguo país de su nacimiento, mi corazón se enferma con odio, se pone como plomo, porque ésta, mi raza, no tiene hogar sobre la tierra. Entonces desde las oscuras profundidades de mi alma lloro al ángel vengador para consumir el mundo de maravillas del hombre blanco completamente: que sea tragado en el vasto vientre de la tierra, o ruede hacia arriba como humo sacrificial para liberar a mi pueblo de su yugo.

traducción: HM

Vistas: 0
Compartir en