Autor: Brooke, Rupert
Las estrellas, una alegre compañía, las envidio, divagando tarde y solitarias, y lloro sobre su jolgorio: “¡Oh, blanca compañía! ¡Ustedes sólo viven enamoradas, en fe intacta, amigas radiantes e inseparables!»
Ligeras de corazón y contentas me parecen, y alegres camaradas (aún así dios desde el cielo se reiría de ver las felices multitudes, y nunca sabrá que en su oscuro y solitario malestar cada una camina en un desierto).
Pero yo, recordando, me apiado de ellas y las amo, quien, con luz solitaria, vivo en espacios infinitos vacíos, desconsolado. Porque, toda la noche, escuché llorar las delgadas voces de los mosquitos, de estrella débil a débil estrella, a través del cielo.
traducción: HM