Autor: Brooke, Rupert
Soñé que estaba enamorado de nuevo con una antes de la última, y sonreí para saludar al placentero dolor de aquel joven e inocente pasado.
Pero salté a sentir cuán agudo había sido el dolor cuando vivía, los sueños desvanecidos de mil novecientos diez eran el infierno en mil novecientos cinco.
El lamento del muchacho era tan claro y dispuesto, el amor del muchacho justo tan sincero, y una antes de la última, mi querida, duele bastante, tanto como tú.
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De modo enfermizo ponderé cómo la amante equivoca la tumba incontestable, y sentimentaliza sobre lo que obtuvo una mejor condena.
Gentilmente él tumba la pobre opacidad por última vez, esparce polvo rosado encima y suspira, “¡El paso a la eternidad de la querida y muerta juventud! Pero esto, ¡ah, Dios, es Amor!»
Mejor el olvido oculta verdaderos amores muertos, mejor la noche se despliega, para que los hombres, a duras penas alaben nuevos amores, ¡deberían mentir sobre los viejos!
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¡Oh!, pensamientos amargos tuve un montón. Pero aquí el peor de ello, debería olvidarlo, en mil novecientos veinte ¡siempre hieres un poco!
traducción: HM