Autor: Brooke, Rupert
Dicen que hay un elevado y extraño mundo sin viento, fuera del lavado de días y marea temporal, donde la fe y el bien, la sabiduría y la verdad permanecen `aeterna corpora’, sujetos a ningún cambio. Allí los árboles seguros de aquellas pálidas sombras se mueven, allí se erigen las inmortales insignias de nuestra guerra, nuestra carne derritiéndose fijó la belleza allí, una estrella, y corazones pereciendo, Amor imperecedero…
Querida, sólo sabemos que suspiramos, besamos, sonreímos, cada beso dura el acto de besar, y el dolor se termina, el amor sólo tiene habitación en el corazón. ¡Pobres pajas! en la oscura corriente atrapamos un rato, se aferran, y son llevadas a la noche aparte. La risa muere con los labios, el ‘Amor’ con la amante.
traducción: HM