Autor: Rupert Brooke
Corazón, eres inquieto como un pedazo de papel que es arrojado a polvorientos pavimentos por el viento, diciendo “Ella es la más sabia, paciente y amable. Entre las pequeñas manos plegadas en su regazo seguramente una cabeza avergonzada puede inclinarse al fin, y encontrar perdón donde las sombras se agitan cerca de sus labios, y sabiduría en su fuerza, paz en su paz. Ven a ella, ¡ven a ella!»…
A ella no le importará. Ella sonreirá, de verme venir, de modo que yo piense todo paraíso en flor para plegarme. Ella me dará todo lo que le pida, me besará y abrazará, y se abrirá de par en par sobre aquel aire sagrado, las puertas de paz, y tomará mi hogar de cansancio, más amable que Dios. Pero, corazón, a ella no le importará.
traducción: HM