Ahora, gracias a Dios que nos ha emparejado con su hora, y atrapó nuestra juventud, y nos despertó del sueño, con mano segura, ojos claros y afilado poder, para girar como nadadores a la limpieza saltando, agradecidos de un mundo vuelto viejo, frío y cansado, dejamos los corazones enfermos que el honor no podría mover, y medio hombres, y sus sucias y espantosas canciones, ¡y todo el pequeño vacío del amor!
¡Oh!, nosotos que hemos conocido la vergüenza, hemos hallado liberación allí, donde no hay enfermedad, no hay dolor, sino que el sueño ha reparado, nada roto salvo este cuerpo, perdido pero respiramo, nada para sacudir la larga paz del risueño corazón allí salvo sólo agonía, y eso tiene final, y el peor amigo y enemigo es la muerte.
traducción: HM