Autor: Rupert Brooke

Aquí en la oscuridad, oh corazón, solo con la tierra imperecedera, y la noche, y silencio, y el extraño, cálido olor del trébol, la visión despejada, aunque te rompa, lejos, apartado de los mejores muertos, los queridos y el viejo deleite, lanza abajo tus sueños de inmortalidad, ¡oh fiel, oh, tonto amante! Aquí hay paz para ti, y seguridad, aquí la única sabiduría, ¡la verdad! “Todo el día el bueno y complacido sol derrama amor y labor sobre ti, vino y canción, las risas del bosque verde, el viento sopla, todo el día hasta la noche”. Y la noche termina todas las cosas. Entonces no se encenderá ninguna lámpara en el cielo, no habrá voces llorando, o luces cambiando, ¡o sueños y formas que planean! (Y, corazón, por todo tu suspirar, que aquella satisfacción y aquellas lágrimas se terminaron, terminadas…) ¿Y no ha traído la verdad ninguna esperanza nueva, corazón, que aún estás llorando por el paraíso? ¿Todavía susurran ellos, los viejos y cansados lamentos? “En medio de juventud y canción, fiesta y carnaval, a través de la risa, a través de las rosas, como a los viejos les llega la muerte, sobre pies sombríos e implacables, la muerte, que no se apacigua con oración u oro, la muerte es el fin, ¡el fin!” Orgulloso, entonces, con visión clara y risa, ¡ve a saludar a la muerte como a un amigo!
Exilio de inmortalidad, fuertemente sabio, se esfuerza a través de la oscuridad con ojos sin deseo por lo que yace más allá de él. ¡Coloca tu estrella, oh corazón, para siempre! Todavía, detrás de la noche, espera por el gran no nacido, en algún lugar lejano, algún blanco y tremendo amanecer. Y la luz, retornando, devolverá las horas doradas, océano a nivel sin viento, la tierra un césped espacioso y lleno de lugares para danzar al sol, y risa, y música, y entre las flores, los alegres corazones de niño de hombres, y los rostros de niños, ¡oh corazón, en el gran amanecer!

 

traducción: HM

Vistas: 0
Compartir en