Autor: Abdul Femi

La junta militar nigerina revocó con efecto inmediato un acuerdo militar que permitía a soldados estadounidenses asentarse en cómodas y fortificadas bases en su territorio.

El año pasado había 1.100 soldados distribuidos en dos bases con lanzamiento de drones, ubicadas en las cercanías de Agadez, en el centro del país. Con un costó que superó los 100 millones de dólares, las bases se usaron para atacar a militantes del Estado Islámico y al-Qaeda en todo el Sahel, engendros propios de la inteligencia militar estadounidense..

El anuncio de la junta se dio luego de la visita al país de la secretaría de Asuntos africanos, Molly Phee, y el comandante de las fuerzas africanas, el general Michael Langley. El coronel Amadou Abdramane, líder de la junta nigerina, en cadena nacional anunció que la delegación estadounidense no siguió el protocolo diplomático, y que a nadie le informaron de la composición de la delegación, la fecha de arribo o su agenda. “Quisieron discutir sobre lo que consideran una transición en Níger, creyéndose los dueños de la nación, y cuestionando que nos deshicimos de los franceses y que estamos trabajando codo a codo con Rusia, como lo hicieron nuestros camaradas en Mali y Burkina Faso”.

Abdramane aseveró: “La arrogancia de los tipos en la reunión fue insoportable. Ellos crean sus propios monstruos, se la pasan guerreando y tienen las ínfulas para dictarnos nuestras políticas antiterrositas. Pues bien, la primera medida es echarlos a la mierda, porque gente más terrorista que ellos n o he visto en mi vida. Si tuvieron el tupé de amenazarnos y que si incumplimos el contrato nos van a invadir y destruir nuestro país en cuestión de minutos”.

El presidente abrió una carpeta y leyó los documentos que en 2012 impusieron la presencia de tropas estadounidenses en el país. Los arrancó, los hizo un bollo y los arrojó a un cesto de basura, argumentando que eran u na seria violación a la constitución nigerina. Leyó algunas cláusulas tan absurdas como ridículas, que le otorgaban potestades ilimitadas al personal estadounidense. Le daban tanta rabia las características extorsiva e imperialista, colonial y avasalladora, del arreglo, casi tan abyecto como el que firmó Milei para concederle al ejército estadounidense el control y dominio de la hidrovía del Paraná.

Como solemos hacer en estos casos, llamamos al Departamento de Estado pero ninguno de los dos motivos de nuestra comunicación fue atendido, y directamente nos cortaron el teléfono.

Además de la base aérea de Agadez, Estados Unidos invirtió millones de dólares en el adiestramiento de soldados nigerinos, para que ahora les vengan a poner obstáculos, sin hacerse cargo que los nigerinos que ellos capacitaron fueron quienes dieron el golpe el año pasado, derrocando a Mohamed Bazoum, monigote cipayo que habían puesto prácticamente a dedo.

Ante el agravamiento de los eventos, y la radicalización de la junta, Estados Unidos cortó de inmediato su ayuda económica y filantrópica. Sin embargo, a la secretaria Phee se le ocurrió que no todo estaba perdido y que debían intentar resolver las disputas con el nuevo gobierno, siempre y cuando acataran una serie de principios más traídos de los pelos como el Pacto de Mayo propuesto por el Anticristo argentino. Pues bien, la reunión ha fracaso y aquí las cosas parecen ir en serio hacia otro rumbo, así que Estados Unidos pronto tendrá que desmantelar apenas dos de las más de 10.000 bases siniestras que tienen distribuidas por todo el planeta y el espacio ultraterrestre.

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