Autor: Rupert Brooke

Cuando el color va a casa en los ojos, y las luces que brillan se vuelven a apagar con muchachas danzantes y los dulces llantos de los pájaros detrás de las puertas del cerebro, y que ningún lugar que les ha dado nacimiento cerrará el arcoiris y la rosa: aún el tiempo sostendrá algún espacio dorado donde desempacaré el almacén perfumado de canción, flor, cielo y cara, y los contaré, y tocaré y giraré, reflexionando sobre ellos, como una madre que ha observado a sus hijos a través de todo el rico día, se sienta, quieta de manos, en la luz que se desvanece, cuando los niños duermen, antes que se haga de noche.

traducción: HM

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