Autor: Alvaro Correa
Además de vender fusiles de asalto y morteros de fines del siglo pasado como gangas a pandillas mafiosas, las últimas exportaciones de arroz estadounidenses al país caribeño, que conforman el principal alimento básico que consumen los haitianos, contenía insalubres niveles de arsénico y cadmio, metales pesados que aumentan los riesgos de cáncer y enfermedades cardíacas, según un estudio reciente de la Universidad de Michigan.
Haití se halla entre los principales compradores de arroz yanqui, superando incluso a México y Japón, y el precio asequible –siendo arroz desechado por los cultivadores estadounidenses- supera a las opciones locales o foráneas en el estado más pobre del hemisferio occidental (hoy “cabeza a cabeza” con Venezuela y Argentina).
De acuerdo con el citado estudio, las concentraciones de arsénico y cadmio duplicaron las contenidas en arroz genuinamente haitiano, excediendo las muestras seleccionadas los límites y recomendaciones internacionales impuestos por la FDA (Food and Drug Administration) para el consumo humano. El estudio no evaluó los niveles de toxinas en arroces de otros países exportadores, pero alertó que gracias a contratos abusivos celebrados por Clinton y retomados por todos sus sucesores, el 90% del arroz que se come en Haití viene de suelos estadounidenses. De hecho, el ex presidente demócrata expresó su arrepentimiento de haber destruido la industria arrocera haitiana, que no sólo tenía una gran capacidad sino que producía un arroz de calidad excelsa.
El estudio también alarmó sobre los límites comparativamente laxos de Estados Unidos en materia de concentraciones de arsénico y cadmio, que pueden filtrarse tanto de fuentes humanas como naturales y contaminar alimentos y el agua, siendo el arroz especialmente propenso a absorber la contaminación reinante en la logística industrial alimenticia estadounidense, sobre todo en los estados de Louisiana, Texas y Arkansas, de donde proviene el arroz envenenado vendido a los haitianos.
Otra variable considerada por los investigadores es la cantidad de arroz que consume anualmente el ciudadano promedio de cada país. Más allá de las diferencias abismales en materia de desarrollo entre las naciones cotejadas, se obtuvo que el haitiano de pie consume 85 kilos de arroz, mientras que el estadounidense tipo o normal sólo come 12 kilos, lo que da cuenta del riesgo que corren los haitianos que hayan tragado el arroz contaminado, especialmente los más jóvenes, que tendrán complicaciones de salud añadidas a condiciones de vida miserables y vejatorias de la dignidad humana.
En las conclusiones del estudio se sostiene: “La invasión de arroz estadounidense en Haití no sólo es económicamente violenta para los productores locales, que son además eximios gastrónomos, sino que afectará severamente la salud ya bastante deteriorada de las próximas generaciones. Es macabra la operatoria comercial, reveladora de una inhumanidad y carencia de escrúpulos absoluta por parte de los planificadores de la economía de la primera potencia mundial».
Finalmente, el estudio académico sugiere emprender una investigación sobre la ética de los exportadores de arroz estadounidenses, medidas para fortalecer y empoderar al sector agrícola haitiano, y hace un llamado a las autoridades a reforzar las regulaciones sobre seguridad alimentaria.
Y es que las pandillas armadas con suministros norteamericanos han trasladado su confrontación a zonas rurales, provocando masivos desplazamientos y agravando el estado de caos y hambre generalizada que prevalece en el otrora soberano y exótico país centroamericano.