Autor: Rupert Brooke
Había un poeta maldito exitoso, había una mujer como el sol. Y estaban muertos. ellos no lo sabían. No sabían que su tiempo se había acabado. No sabían que sus himnos eran silencio, y sus miembros, que habían servido tan bien al amor, polvo, y un olor sucio.
Y entonces un día, como antaño, manos afuera, ellos se apuraron, rodilla a rodilla, sobre fuego para aferrar, besar y abrazar, y en los ojos del otro, ver cada uno su propio rostro diminuto, y en aquel largo abrazo sentir calientes los labios y el pecho, al pecho, labios y brazos.
Entonces rodilla a rodilla ellos se apuraron de nuevo, y risa a risa corrieron, me contaron, a través de las calles del infierno… Y entonces, de pronto ellos sintieron que soplaba un viento frío, y supieron, tan cercanamente apretados, aire fresco sobre labios y pecho y, con una sorpresa enferma, el vacío de ojos.
traducción: HM