Autor: Robert Louis Stevenson
Niño: Oh Madre, ¡pon tu mano en mi frente! Oh Madre, madre, ¿dónde estoy ahora? ¿Por qué el cuarto está tan grande y demacrado? ¿Por qué estoy despierto tan tarde?
Madre: No temas en absoluto: la noche está tranquila. Nada hay aquí que te haga mal, nada salvo luces a través de todo el pueblo, y nunca un niño despierto excepto tú.
Niño: Madre, madre, habla bajo en mi oído, algunas de las cosas son tan grandes y cercanas, algunas son tan pequeñas y lejanas, tengo miedo de que no pueda hablar, ¿qué he hecho, y qué temo, y por qué estás llorando, querida madre?
Madre: Afuera en la ciudad comienza el sonido, gracias al amable Dios, ¡los carros están entrando! Una hora o dos más, y Dios es tan amable, el día será azul en la persiana, entonces mi niño se dormirá dulcemente, y soñará con pájaros y las colinas de ovejas.
traducción: HM