Autor: Robert Louis Stevenson

No es desagradable, amigo, nuestra rústica comodidad a corazones agradecidos, pues por casualidad, anidada profunda en el enorme regazo de la colina, con su propio anillo de muros y arboledas, se sienta, en hondo refugio, nuestra pequeña cabaña –ni es vista desde lejos, alfombrada de rosas y colgada con clematis, la cantera de donde brotó, oh, madre hermosa, hija más hermosa, marchita al inicio de primavera, pueblo desencadenado, nos unimos a la pareja de golondrinas, contentos de permanecer donde, liberados en las colinas, remotos, ocultos, desde su altos árboles, respira un humo delgado al cielo, y al mediodía del día bochornoso se para, frescamente enterrado hasta el cuello en verde.

 

traducción: HM

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