Autor: Hugo Muleta
Una secuela perdida de la novela La naranja mecánica, de Anthony Burgess, en la cual el autor explora el pánico moral que generó al estreno de la película de Stanley Kubrick basada en su obra, ha sido hallada entre los papeles abandonados en su residencia de Bracciano, cerca de Roma, en los ‘70s.
Se trata de un manuscrito titulado La condición mecánica, escrito por Burgess entre 1972 y 1973, luego de que la adaptación cinematográfica fuera acusada de inspirar crímenes similares a los cometidos por sus protagonistas, siendo censurada y perseguida en varios países. Burgess describe al escrito como “una declaración filosófica sobre la condición humana contemporánea”.
Cuando Burgess murió en 1993, la casa fue vendida y el archivo eventualmente trasladado a la Burgess Foundation en Manchester, cuyo director, Andrew Biswell, se encuentra liderando proceso de catalogación. Biswell reveló que la secuela es notable, y que traerá nueva luz a Burgess, la adaptación de Kubrick y la controversia que generó en diferentes momentos históricos. La única referencia que hizo Burgess a La condición mecánica fue en una entrevista de 1975, donde cuenta que aún no se ha desarrollado y que estaba en estado embrionario. De hecho, tiene 200 páginas, y es una mezcla de notas, borradores y esquemas.
“Es un descubrimiento excitante” dijo Biswell, profesor de literatura moderna en la Manchester Metropolitan University. “Parte reflexión filosófica, parte autobiografía, La condición mecánica provee un contexto de la obra más famosa de Burgess, y amplifica sus visiones del crimen, castigo y los posibles efectos corruptores de la cultura visual. También aporta luz sobre la complicada relación del autor con su propia novela, trabajo que fue revisitado hasta el final de su vida.
Burgess revela en el manuscrito cómo los ’70 eran un “infierno mecánico”, con las personas viviendo como engranajes en la máquina, ya no más con un crecimiento natural, orgánicamente inhumano. Planteaba que la humanidad estaba buscando un escape a la blanda neutralidad de la situación en la que se encuentra. Esta pieza filosófica está estructurada en torno al infierno dantesco, con capítulos con títulos como “Hombre infernal”, atrapado en un mundo de máquinas, y “Hombre del purgatorio”, intentando la ruptura del infierno mecánico.
En una parte cuenta cómo se le ocurrió el título de la novela: escuchó por primera vez la frase en 1945, cuando escuchó un viejo cockney en un pub londinense de alguien que decía que era ‘tan loco como una naranja mecánica’. La frase le intrigó por su extraña fusión de surrealismo y habla popular. Durante 20 años la oyó varias veces más en estaciones de subte, en pubs y en la TV, pero siempre de viejos cockneys, nunca de jóvenes. Era un tropo tradicional y pedía titular una obra que combinara la tradición con una técnica bizarra. La oportunidad de usarla vino cuando Burgess concibió la noción de escribir una novela sobre el lavado de cerebro.
Burgess esperaba otros escritores aportaran citas y fotos surrealistas sobre los temas de la libertad y el individuo, pero en la medida que el proyecto se hizo más ambicioso se le tornó más difícil poder completarlo. Eventualmente Burgess sintió que el libro de no ficción estaba más allá de sus capacidades, y se le sugirió publicar un diario bajo el título El año de la naranja mecánica, pero desistió, y optó por escribir una breve novela autobiográfica, que también tiene la idea mecánica en el título, El testamento mecánico, publicada en 1974 como novela ilustrada, con ideas similares a las expuestas en La condición mecánica.
Biswell aseguró que tiene a sus mejores hombres trabajando en el texto, y que ya se han anotado grandes editoriales para comprar el manuscrito, incluidas empresas del mundo del espectáculo como Netflix. Trabajos perdidos como éste no se encuentran todos los días, y los admiradores de Burgess están ansiosos por conocerlo. Paralelamente, Biswell proyecta publicar 40 relatos breves e inéditos del escritor, que datan de los ’60 cuando era muy poco conocido, siendo la mayoría de una calidad e ingenio superlativos, que expresan demasiado sobre el decadente y apocalíptico momento actual de la humanidad.